La producción artesanal de la sal de Teruel podría resucitar en 2025
Las salinas de Teruel atesoran una historia
milenaria, pero su explotación es hoy cosa del pasado. Esto podría cambiar
dentro de no mucho tiempo en el rincón de la provincia más conocido por la
presencia de un yacimiento que hasta da nombre al pueblo. Se trata de Arcos de
las Salinas, situado en las estribaciones de la sierra de Javalambre. En este
lugar muy próximo al límite con la Comunidad Valenciana se impulsa un ambicioso
proyecto para recuperar la producción artesanal de sal, al mismo tiempo que se
pone en valor el patrimonio etnográfico que rodea a esta actividad. Lo curioso
de la iniciativa es que parte además de la familia heredera de las
instalaciones salineras, cuyos antepasados están ligados a este lugar desde el
siglo XVIII.
A algo menos
de 1,5 kilómetros del municipio, se encuentran las antiguas salinas, que
incluyen las instalaciones propias de este oficio perdido y una pequeña ermita
en honor a la Virgen de los Dolores. Aquí se dice que está la cuna de la sal en
Aragón. Y no es para menos. Los análisis de carbono 14 realizados en este
paraje revelan que la explotación de este recurso esencial se remonta al 3.200
AC.
La producción quedó en desuso a principios de los
años 90. «Mi padre, Francisco Collado Montesinos, fue el último salinero de
Arcos», recuerda con nostalgia Silvia Collado Aranda, licenciada en Derecho y
apasionada del arte y la cultura. Junto a sus tres hermanos, promueve el
proyecto para poner en valor y sacar del olvido este entorno de gran relevancia
histórica, que hasta fue visitado en 1.259 por el rey Jaime I. La ambiciosa
misión puede además constituir un motor económico y social para la comarca de
Gúdar-Javalambre y este municipio, conocido también por la reciente apertura
del prometedor observatorio astrofísico de Galáctica / LEER NOTICIA COMPLETA
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