Aparece un asentamiento de la Edad del Bronce en el pantano de Las Parras de Teruel
Los restos arqueológicos que se encuentran bajo las
aguas del pantano de Las Parras, en la provincia de Teruel, tienen más
diversidad de la que se pensaba. Así lo constatan los arqueólogos que durante
la pasada semana estuvieron trabajando en la consolidación de las tumbas
visigodas que la bajada del nivel del agua han dejado a la luz.
Tal como informa El Periódico de Aragón, junto a los
enterramientos humanos se han descubierto nuevas estructuras de madera y barro
que podrían corresponder a un asentamiento de la Edad del Bronce. En estos
momentos se está trabajando en su catalogación e investigación definitiva.
El pasado mes de abril, cuando el embalse quedó a un
30% de su capacidad como consecuencia de la sequía, salieron de nuevo a la luz
una serie de huesos humanos que podrían pertenecer a una necrópolis visigoda
que se estudió hace unos quince años. Desde el Ayuntamiento de Martín del Río,
localidad en la que se encuentra el pantano, alertaron sobre el riesgo de
vandalización y deterioro que suponía tener los restos expuestos a la
intemperie y sin vigilancia. Algunos, como las calaveras, son muy llamativos y
terminaron siendo dañados. Por ese motivo, desde la Dirección General de
Patrimonio Cultural se decidió acordonar la zona y pedir la vigilancia del
Seprona.
En ese momento desde el Gobierno de Aragón se inició
un procedimiento de urgencia para afrontar la catalogación y estabilización del
yacimiento. "Nuestra intención es que todos los restos queden bien
protegidos cuando se produzca la subida del agua", manifestó el jefe de
sección Paco Romeo.
El responsable del trabajo de consolidación y
estudio de los restos ha sido el arqueólogo Javier Ibáñez. En la rápida
campaña, financiada por el propio Gobierno de Aragón y en la que han
participado cinco especialistas (dos arqueólogos y tres auxiliares de
excavación), han podido actualizar los estudios que se realizaron hace más de
una década, ampliando el conocimiento que se tiene del yacimiento.
Realizando esos trabajos constataron la existencia
de restos cerámicos de la Edad del Bronce que les llevaron a excavar a pocos
metros de los enterramientos humanos del periodo visigodo. En ese punto es
donde han aparecido restos de cenizas, de estructuras de madera y de muros de
barro que posiblemente correspondan a un asentamiento de esa misma época, hasta
ahora desconocido. Los muros y estancias todavía se pueden perimetrar.
"Podemos pensar que son estructuras que fueron
destruidas por la acción del fuego, de forma que el asentamiento podría
contener los elementos que se encontraran in situ en el momento de la
destrucción", indica Ibáñez. Sin embargo, todavía es pronto para saberlo,
pues no existen planes para una excavación exhaustiva, algo que la propia
existencia del embalse complica enormemente. "Con la información que hemos
recabado se tendrán que tomar las próximas decisiones", explica.
El proceso de consolidación de todos estos restos
finalizará cubriendo los restos con geotextil y una capa de gravas. Desde el
consistorio de Martín del Río, con la colaboración del Gobierno de Aragón,
organizaron ayer una jornada de puertas abiertas para explicar a los vecinos
los avances en el yacimiento. "Es fundamental explicar el patrimonio y
transmitirlo a la sociedad", indicó el jefe de sección del Ejecutivo
autonómico.
Entre los hallazgos que ya se conocen destacan las
ocho tumbas, delimitadas por losas de piedra. Pese a su deterioro, seguramente
anterior a la construcción del pantano, son unos restos significativos por la
poca frecuencia de esta tipología en la comunidad. A falta de las pruebas
definitivas que se realicen en los huesos, la existencia de un broche metálico
permite datar su época en la antigüedad tardía. "Todos los yacimientos son
realidades únicas, no existen dos enclaves iguales", recuerda Ibáñez.
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